En pleno corazón de la Rioja Alta, al pie de la sierra de la demanda, en el valle de San Millán, se encuentra Cordovín, pueblo de tradición vinícola milenaria. Rodeado por los tres monasterios riojanos en la ruta de santiago: San Millán de la Cogolla, Cañas y Santa María la Real de Nájera; en cuyas crónicas ya se hace mención a los vinos y viñedos de la villa, entonces de su propiedad.
La familia Florentino Martínez, afincada en Cordovín y heredera de esta tradición milenaria, viene cultivando y elaborando estos vinos de generación en generación.
Los viñedos han sido catalogados por sus características especiales para la elaboración de los diferentes vinos: “Carasol de Valdemerque”, para los vinos Distercio y Tanka; “La Guerra”, “ Carasol del Zapatero” y “Monte de Cañas”, junto a la “Abadía de la Luz”, para su exquisito blanco Florentius.
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